Delfines en libertad
¬ José Antonio López Sosa jueves 27, Jun 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Puerto Vallarta, Jalisco.- Es muy común en diversos destinos turísticos dentro y fuera de México, que delfines en cautiverio sean parte del atractivo, en ocasiones como mero espectáculo y en otras, en convivencia con los seres humano, pero con una constante, con una relación de sumisión del hombre frente al delfín.
Empresas tan serias como Sea World Parks, Experiencias Xcaret, Delphinus Riviera Maya ofrecen, tanto espectáculos como nado con delfines, que viven atrapados y entrenados.
Ahora bien, ¿qué tanta diferencia hay entre un delfín en cautiverio y otro en libertad?, conversamos con Eduardo Lugo de la empresa WildLife Connection, quien de entrada nos advirtió de la esperanza de vida en ambos casos: 50 años en libertad frente a 25 años en cautiverio.
Muchas son las razones por las cuales empresas como WildLife están en contra de la captura de delfines, las que más destacan son por ejemplo, que el delfín adulto debe comer una vez al día un promedio de 15 kilogramos de pescado, cosa que no ocurre en el cautiverio donde se da una suerte de extorsión por la comida, a cambio que el animal haga gracias y se deje tocar por los humanos. Los delfines no son animales de granja o domesticados que puedan convivir en el mismo espacio que el ser humano, resulta a decir de los especialistas —según nos narra Lugo— una aberración el considerar que se protege a esta especie poniéndola a disposición de entrenadores y generando jugosas cantidades de dinero a cambio de usarles como animal circense.
Aquí, en Puerto Vallarta, Eduardo Lugo tiene una experiencia distinta para los visitantes: nado con delfines en libertad.
Se trata de embarcarse en la marina, navegar unas cuantas millas náuticas para detectar a uno de los grupos de delfines residentes en Bahía de Banderas —previamente identificados tras años de estudios científicos— para echarse al mar y nadar junto a ellos, los delfines se acercan y brincan alrededor sin recibir instrucciones de entrenador alguno, la única regla: no tocar a los delfines.
Resulta una experiencia fuera de serie poder escucharlos bajo el agua, verles nadar y saltar alrededor pero sobre todo, en plena libertad acercándose por curiosidad a unos cuantos metros de los humanos.
Empresarios innovadores como Lugo, están buscando áreas de oportunidad con pleno respeto a la naturaleza, basados en estudios serios y permitiendo al ser humano entrar por un momento a la vida silvestre de una especie tan desarrollada como el delfín.
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